NUNCA ES TRISTE LA VERDAD, LO QUE NO TIENE ES REMEDIO

Mucho hay para decir, y no es fácil buscar las palabras adecuadas, aunque hablar de la ineficiencia en materia de salud, y las carencias obscenas como la discriminación aberrante que sufren los pueblos originarios por inacción del gobierno no es algo de ahora, sino que lleva años.

Sin embargo aun cuando los elementos sobran en la realidad, y ya nadie hace caso de los defensores de lo indefendible, día a día aparecen nuevos actores que como comunicadores “creíbles” de lo social, defraudan a la opinión publica demostrando, en el mejor de los casos una falta de rigurosidad, y en el peor, que han alquilado sus conciencias al poder, como uno mas de tantos periodistas corruptos en nuestra provincia.

Hace unas cuantas entradas, manifesté el hecho de que amenazar periodistas, era una medida aparte de inútil, de una torpeza infinita. Y esta cuestión quedo demostrada, porque también dije que entablar una confrontación con un Multimedios como Clarín, haría que ese multimedios pusiera todas sus cámaras de mayor zoom hacia todas las carencias en políticas sociales o de salud en esta provincia, las cuales son muchísimas y muy visibles. Basta con ir a alguna sala cualquiera o a algun barrio de la periferia.

Y fue así, que en menos de quince días Telenoche mostraba nuevamente, un nuevo hecho vergonzante, de mano de la muerte de un originario, por el estado del abandono de un estado ausente, en horario central.

Mas allá de toda duda sobre la intencionalidad del informe, o lo manipulado en menor o mayor medida en la edición, como en el primer informe, las cucarachas no estaban montadas por TN, y en este caso, aun peor, la persona fallecida no fue un actor de telenovela. Fue un Formoseño discriminado de la peor manera, y la edición del Multimedios no lo mató. Al contrario intento salvarlo, pero no lo consiguió.

Lo repugnante de lo que viene no es la desmentida oficial, que involucra a funcionarios y periodistas obsecuentes, sino que la situación con los años sigue exactamente igual.

Y me detengo en lo que me involucra, los periodistas.

Cuando hablamos de conciencias alquiladas me refiero en general, a la gran mayoría de seudo cronistas locales, de los dos canales oficiales y de la mayoría de los medios gráficos.

Sin embargo hay algunos medios, que gozan de credibilidad, y son a los que los ciudadanos escuchan casi todas las mañanas. Y me refiero sin problemas al programa “El Mirador” de Radio Uno conducido por el periodista Diego Madoeri.

Un Magazine periodístico que goza de buena cantidad de oyentes, por aproximarse cautelosamente a la verdad, hasta hoy.

Ante las circunstancias del informe de Telenoche, el conductor Diego Maoderi optó por desacreditar el informe, por la circunstancia de que no habían realizado una entrevista a la contraparte, el Director del Hospital de Laguna Blanca, Dr.Vera, seriamente cuestionado por las denuncias de discriminación de los originarios.

De hecho comparó su posición, con el informe de las cucarachas en el Hospital de La Madre y el Niño, donde según él, lo tildaron de “opositor”. Ahora cuando la circunstancia son muchísimo mas graves y existe una persona fallecida por abandono,
desvirtuó el fondo de lo informado por una cuestión de edición ¿y el muerto?.

Llovieron mensajes acusándolo de “oficialista”, y quien sabe cuantas cosas mas, lo cual se pudo diagnosticar por el estado de nerviosismo en el programa, el balbuceo nervioso de Madoeri, y el llamado a la calma de su compañera, la locutora Lilian Encina (asumo que el nombre es así).

Un profesor de Radio me dijo alguna vez, hay que pensar diez veces lo que se transmite al aire en radio. Vos podes tener un error o un exabrupto en un programa y defraudar a tus oyentes, pero al próximo programa ya no van a estar para escuchar tus disculpas, cuando te manifiestes arrepentido sobre lo emitido al aire.

Ojala solamente fuera un error de apreciación, de un locutor, que se puede equivocar como cualquiera, pero lo repito, en el informe de las cucarachas había mugre y cucarachas. En el último hay un muerto y eso no es edicion.

Leonardo Fernández Acosta.