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Una clase ejerce su supremacía sobre los grupos antagonistas, a través de la coerción de aparatos propios de la “sociedad política”. Pero también la ejerce mediante la hegemonía, en cuanto articula y dirige grupos sociales aliados o neutrales, a través de los aparatos hegemónicos de la sociedad civil.
Esto lo dijo Antonio Gramsci, político y pensador italiano que más aportara al pensamiento sobre la hegemonía, y que le costara morir en prisión pues el que conducía los destinos de su país, era nada menos que Benito Mussolini.
Las practicas hegemónicas, para Gramsci, tienen por objeto la formación del conformismo cultural en las masas, una serie de actitudes, de comportamientos, de valores y de pensamientos que permiten a una clase ejercer su supremacía y articular, para los fines de su dominio, los intereses y las culturas de otros grupos sociales.
En definitiva este proceso (fundamentalmente cultural) le permite a los grupos dominantes hacerse también dirigentes de la sociedad. Para esta finalidad, los grupos dominantes trabajan el interjuego entre hegemonía y consenso, a través de la educación, el derecho, los partidos políticos, la opinión pública, los medios de comunicación, etc.
En uno de los sentidos que trabaja la hegemonía según Ernesto Laclau, es precisamente en la producción de imaginario de orden, que es coincidente con los propios intereses de los sectores dominantes (se presenta como si fuera el único camino posible), además la presentación de ese orden como algo “natural”.
Y hasta este punto llegamos con los filósofos, para detenernos en una nota del diario ámbito financiero, que ya posiciona a Gildo Insfrán, como candidato neto a gobernador en el 2011 por el partido justicialista de la Provincia de Formosa.
La constitución provincial que era nueva en su momento, fue modificada a medida, y el actuál gobernador no tiene impedimento legal para una nueva reelección (el derecho).El régimen de los partidos políticos funciona bajo la “maldita” ley de lemas para elecciones provinciales, que permite que partidos o sublemas, muchas veces fantasmas, sumen al lema principal. Con el tiempo y tras varias reelecciones, el peronismo va fagocitandose a pequeños partidos, que en su afán de conseguir algún puesto en la administración pública, resignan su rol de alternativa de tensión en la hegemonía del poder, y a su vez se transforman en lo que virtualmente solo es un “sello de goma”(los partidos políticos).
Entramos luego en otro de los componentes hegemónicos, nombrados por Gramsci, y nos referimos específicamente en la “opinión pública”, en donde “el imaginario del orden”, instalado por los agentes del poder (funcionarios), les dice a miles de ciudadanos con planes sociales, subsidios, subempleados, que si se modifica la actual estructura de poder, ellos van a perder los pocos mangos que cobran sin trabajar, porque el único que les garantiza que cobren, es el actual gobernador.
Se forma una conexión psicológica,que es la principal herramienta de voluntades cautivas, que consigue votos y presiona sobre sus frágiles beneficiarios
Asi, aunque suene mal, nos introducimos en el clientelismo, que no solo tiene que ver con “el voto choripan” de las clases mas pobres, con subsidios de hambre, sino también con los funcionarios de gobierno.
Pero escapándonos del anterior estereotipo cargado de desprecio (me incluyo), los sujetos que siguen, son el otro extremo, y la muestra de la hipocresía del modelo de “justicia social”.
Estos personajes, forman la otra capa, totalmente conciente de este interjuego de hegemonía. Son los nuevos ricos. Funcionarios, empresarios, testaferros, favorecidos con licitaciones, etc, y constituye el "voto cuota".
Que ven en la alternancia del poder, una amenaza contra sus intereses económicos, contra el crecimiento obsceno de su patrimonio. Que también se encuentran cautivos de su status de vida. Claro, hay que pagar el auto, la casa, las vacaciones.
Y es aquí donde me detengo un segundo para asegurar, que si es indigno vivir de planes sociales, sin tener acceso a fuentes de trabajo, también es indigno hacerlo para terminar de pagar el BMW.
Pero calculo, que hablar de la clase media y alta como portadora de la civilización es un arquetipo con poco correlato en la realidad, en contraposición (aparente) con los pobres e ignorantes, que no saben nada de nada.
Me llevaría toda una columna completa, argumentar que todos, ricos, clase media, pobres, votan según intereses y fines pragmáticos, y si esos intereses chocan de frente con lo “institucional” o lo “ético”, bueno… no solo en Formosa, sino en Argentina, a través de los años, uno sencillamente, puede hacer la vista gorda.
Pero volviendo a la hegemonía, nos queda el componente “medios de comunicación”, al cual ya creo le dedique bastante, en referencia a que todos los formoseños conocemos como funcionan los medios de prensa.
Puedo agregar que a partir de la invasión de Internet, la gente (como yo) tiene libertades impensadas años atrás. Ya no existe un dueño de la verdad, la gente dice su propia verdad, por el medio que le parece más adecuado.
Pero escapemos de estos teóricos, y hablemos fácil.
¿Ningún formoseño, que no sea Gildo Insfran esta capacitado para ser candidato a gobernador de la Provincia, aún en su propio partido?.
¿Nadie quiere ser gobernador?.
Bueno, de estas dos preguntas, surgen en nuestras propias cabezas, la construcción de los miles de mecanismos, del aparato partidario, en el que confluyen todas características de la hegemonía.
Y en ese calculo, resignamos, entregamos, abandonamos, dejamos que otros lo hagan, olvidamos, y hasta nos parece normal, este “contrato social” de hegemonía interminable.-
Leonardo Fernández Acosta
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